miércoles, noviembre 05, 2003

Una bala con alas de Mariposa

Vaya, como pasa el tiempo. Es increíble detenerse por un instante y pensar que hace un año, exactamente un año, todo estaba, no sé, revuelto. Es ahora, en que pareciera que todo es lejano, en que pareciera que todo ha ocurrido hace tanto tiempo, pero que a la vez, pareciera como si hubiese sido ayer, me doy cuenta que el tiempo no es nada, que los años no son nada. “Carpe Diem “. ¿Cuántas veces no he escuchado esa frase, y nunca le he prestado mayor atención?

Ayer, martes 4 de noviembre, se cumplía un año desde que con la Sofía hablamos por MSN y tuvimos una de las conversaciones más traumantes que he tenido en mi vida. Ella no fue a clases, me pregunto el motivo, pero no encuentro respuesta. Es curioso, pero siempre que…no sé, ocurre como algo importante para mí, ella no está ahí. Recuerdo la Disertación del rock progresivo, en que ella no fue. Mostré unos videos de Tool, el de Parábola, y los llevé exclusivamente para que ella lo viera, es más, creo que la disertación sólo fue una excusa para mostrar ese video, pero ella no fue, y por ende, no lo vio. Creo que estaba enferma, y por eso no fue, es más, creo que faltó como 4 días esa semana, pero no importa, puede que ella venga el sábado para mi casa, de lo cual no estoy muy seguro, y es la oportunidad de que lo vea.

O sea, no es como tan genial el video, pero igual me interesa que lo vea.

Y ayer, en que yo creía que ella iba a ir, y que íbamos a tener alguna conversa, como para, no sé, recordar eso, pues simplemente no fue. No sé lo que le pasó, pero estoy prácticamente casi seguro de que al menos ella también lo recordó.

Hace trescientos sesenta y cinco días atrás, el Israel había venido a mi casa, yo lo había invitado, pues me sentía solo y en esa época éramos más apegados. Recuerdo que solíamos hablar en esos tiempos de temas relacionados con el amor, pero creo que los dos nos traumamos demasiado y por eso ya no existen esas conversas, más que en la memoria.

Esa tarde de martes 5 de noviembre del 2002, le conté todo, hasta le mostré la conversa.

Recuerdo que ese día le estaba mandando mensajes a la Sofía, diciéndole que lo sentía por todo lo que le había dicho, pues realmente me fui en la volá dañando sus sentimientos. Hago una pausa, y recuerdo las palabras que hoy me dijo la Cynthia: “La Rebeca me dijo que tu a veces erai súper hiriente, demasiado” y me pregunto si tal ves fue por una carta que una ves le mandé. Pero bueno, eso no viene al caso.

La Sofía me empezó a llamar por teléfono, porque quería hablar conmigo, y recuerdo esto como si fuera una foto: mi mamá contesta el teléfono, una de las tantas veces, y yo le digo que dijera que yo no quería hablar.

Aunque finalmente igual terminamos hablando por teléfono. En la noche, como a las once, y yo rompí en llanto, cosa que hasta el día de hoy me sigue traumando. Fue otra de las grandes conversaciones traumantes con ella. Vaya, ahora que lo pienso, son demasiadas. Demasiadas conversaciones traumantes.

Y aquí ocurre algo raro, recuerdo que esto fue un día martes, pero a la semana siguiente, creo que el miércoles o el jueves, ella me llamó, y conversamos harto rato, como simples amigos disimulando algo que nos marcaría para siempre.

Es extraño, ahora me doy cuenta de que realmente éramos amigos, amigos de verdad, ahora puedo abrir los ojos. Yo nunca la consideré mi amiga, pero ella fue una, quizás la más grande que he tenido y que tendré. No puedo creer que recién hoy deje de negarlo. Ella era mi amiga, y yo llegué a ser su mejor amigo. De pronto, siento unas ganas tremendas de disculparme, de abrazarla y de decirle que nunca la abandonaré, pero sé que a lo mejor ya es demasiado tarde, y eso me pone nervioso.

Ella era mi amiga. Quizás aún lo es, pero no hemos cerrado todas las heridas. Recuerdo todas las noches y madrugadas que hablábamos de miles de cosas, que quizás para el mundo no significaban nada, pero para nosotros valían oro. Recuerdo una de las sonrisas que siempre recordaré, fue el penúltimo día de clases, cuando ella estaba en la sala de tecnología con el Rubén y yo me fui a despedir de él.

Recuerdo esa sonrisa, quizás una de las más puras que me ha regalado, esa sonrisa con esos ojos brillantes, y lo único que me produce es el deseo de volver a admirarla de nuevo.

Recuerdo una de las mejores conversas que hemos tenido, la del 20 de Febrero a las 2 de la madrugada, en que me dijo por primera vez que yo era su mejor amigo. Esa fue mi oportunidad para redireccionar mi vida y verla como amiga también. Quizás todo sería muy diferente, quizás no estaría escribiendo esto. Nunca olvidaré sus palabras: “…Si tuviera que decirle algo al Felipe, no sé, le diría que es mi mejor amigo y que siempre lo recordaré…”

Esa frase me caló hondo, sobre todo por el tono de voz que puso ella.

Ahora todo es tan, tan distinto. No sé si ponerme triste o melancólico. Obviamente ya nada es como antes, ahora me cuesta acercarme a ella, siento que muchas veces ella me aleja de si misma, y no sé como evitarlo, quizás “el barniz aún no está seco”.

Recuerdo esa noche de 29 de Diciembre en que me dijo eso, “no sé si el barniz está seco”, en alusión a algo que creo que nunca me dijo. Me gustaría volver a la noche del 2 de Octubre, en que le dije que se olvidara del Tapia. Si pudiera regresar a esa noche, en el momento en que estaba a punto de responder su pregunta sobre que tendría que hacer respecto al Tapia, pues estas serían mis palabras:

“Pues, el Tapia te quiere, y tu lo quieres, estás enamorada de él, pues deberías pelear, deberías luchas por el, dar todo de ti, hasta tu último suspiro de agotamiento, para tratar de ser feliz, pues él te quiere, solamente es muy niño y no se atreve a acercarse a ti por culpa de la vergüenza frente a sus amigos, por culpa de que demostrar amor a través de una caricia, de un abrazo o de un beso, puede significar para él un signo de debilidad, un signo de ser inferior frente a sus amigos.

Lucha por él, dalo todo, y si no lo puedes cambiar, si no puedes evitar que él deje de no-tratarte, cambia, pero cambia solamente si lo quieres de verdad, cambia solamente si esa cambio te hará más feliz de lo que eres ahora, más feliz de lo que eres con tus amigos, con tu forma de ser, con tu estilo de vida. Cambia tú, para adaptarte a él, y quizás mostrarle que no todo tiene que ser tan frío y apático en el mundo.

Pero si ese cambio no te satisface, si ese cambio no te llena, si te sigue demostrando esa apatía, pues, tendrías que tomar esta decisión, pero aquí nadie te podría dar consejo: Quédate con esa relación de apatía vacía, o aléjalo de ti, aléjalo de tu hermosura.”


Quizás es demasiado tarde, quizás ya de nada sirve decir esto, pero al menos lo he intentado. Me pregunto si realmente llegarás a leer esto alguna vez.

Tool - Pushit

Me atoraré hasta que me lo trague
Me atoraré esta criatura en frente de mí.
¿Qué es esto aparte de mi reflejo?
¿Quién soy yo para juzgarte y hacerte caer?

Pero tú me estás
Presionando y empujando.
Aún me amas y me estás presionando.

Posa tu gatillo sobre mi dedo,
Dispárale a mi cabeza sobre la línea imperfecta.
Ten cuidado de no hacerme entrar.
Porque si lo hago, ambos desapareceremos.

Pero tú me estas presionando.
Empujándome. Presionándome.

Deslizándome otra vez dentro del agujero.
Estoy vivo mientras me estás tocando,
Vivo mientras me empujas hacia abajo.

Pero lo cambiaría todo
Por solo un pequeño
Pedacito de Mente.

Ponme en un lugar en el cual no quiero estar.
Viendo sitios que no quiero ver.
Nunca más quiero ver eso de nuevo.

Hoy vi ese lugar de nuevo.
Donde tú me pedías que me quedara.
Impulsándome a que me alejara,
Y tú, tan bien como siempre.

Si, cuando dije que me desvanecería como un suspiro si me quedaba,
Minimizaste mis movimientos de todas maneras,
Te debo persuadir de otra forma.

No hay Amor en el Miedo.

Mis ojos fijos en el hoyo de nuevo.
Manos en mi espalda de nuevo.
Sobrevivir es mi único amigo.
Aterrorizado de lo que podría venir.

Sólo recuerda que siempre te amaré,
Incluso mientras desgarre tu puto cuello.
Pero no terminará de otra manera.



“Me atragantaré hasta que lo trague, hasta que me trague esta desgracia que está en frente de mi. Esto no es más que algo para reflexionar. Al fin y al cabo, quien soy yo para juzgarte y hacerte caer?
Pero me estás presionando, y me estás empujando... aún me quieres pero me estás presionando hasta hacerme caer... hasta ceder ante la verdad, verdad que no quiero reconocer ante ti.
Haz que tu dedo descanse en mi gatillo, dispárale a mi cabeza hasta que se golpee contra el piso, pero ten cuidado, no me hagas reaccionar, no me hagas levantarme de mi lecho, porque si lo hago, ambos podríamos desaparecer.
Me estás presionando.
Me estás haciendo deslizarme a ese hueco que vidas atrás había sentido. Mientras me disparas, sigo vivo, ¿sabes? Vivo mientras me empujas a ese agujero
Lo cambiaría todo por un pedazo de mente...
¿Qué se siente ponerme en un sitio en el que no quiero estar?
¿Qué se siente hacerme sentir cosas que no quiero que me afecten?
¿Qué se siente hacerme decir cosas que no quiero?
Por favor, nunca me hagas verme así de nuevo, me derrumbaré, y ni tus consuelos serán capaces de levantarme.
Hoy en mi mente vi ese recuerdo otra vez, mientras tú suplicabas que me quedara como siempre y que entendiera tu posición, mientras manejabas este amor hacia un vacío para hundirlo, para destrozarlo, para que tu quedaras en equilibrio, para que quedaras feliz, como lo eres siempre.
Cuando decía que me desvanecería como un suspiro si seguía sintiendo eso, tú trataste de minimizar mis emociones, mis movimientos, pero debía hacerte entender de una forma, aunque eso incluyera un sacrificio.
En el amor No existe el Miedo
Estoy mirando nuevamente ese hoyo.
Mis manos están sobre mi espalda.
Mi único amigo es la sobrevivencia.
Aterrorizado por lo que podría haber venido.
Sólo recuerda que siempre te amaré
Incluso si eso incluya que deba herir tu alma.
Pero no hay otra manera............no hay otra manera.
Me estás presionando.....y empujando.
Creo que caeré de nuevo, y mi cara saboreará otra vez mi nido. Siento que mi memoria reconoce ese sabor. Es mi corazón el que estoy lamiendo otra vez.
De cara contra el piso vuelvo a mi posición fetal. Vuelvo a encontrar belleza en la desgracia. La única forma de poder aguantar.
¿Será esto una prueba?, debería serlo, de otra forma, no podría seguir adelante.”"
De la “Bitácora

Tanto tiempo sin escribir nada, sin poner nada en la bitácora. Un año, como pasa el tiempo. Carpe Diem. Pensar que solo tengo que alzar un poco la mirada para traumarme. Pensar que fue todo tan duro, tan inmaduro, pensar que tanto sufrimos por algo pequeño pero que exagerábamos. No sé lo que haré, ¿seguiré mi vida o me remontaré al pasado? Recuerdo con mucha melancolía los días de la bitácora, me recuerdan a la Rebeca, la Claudia, la Natalia…pensar que alguna vez me llegó a gustar ella, y pensar que sufrí por ella. No sé, no sé que pensar. Ese es otro tema, que quizás analizaremos otro día.

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