sábado, noviembre 22, 2003

Embriagado de Amor

Así es la cosa pues, así no más. Si pues, es el día 50. El día 50 en “esta cosa rara” que aún no tiene nombre. Una cosa que más que rara es frikiante, pues es una mezcla de muchas cosas que me componen. Mis cosas buenas, mis cosas malas, mis cosas detestables, mis traumas, mis amores fracasados, mis amistades falsas, mi adicción a la música, mi dependencia de ciertas personas, etc.…

Aún no encuentro un verdadero objetivo a esto, pero sé que algún día releeré todo esto y diré, “vaya, que extraño, pareciera que yo he escrito esto y no me acuerdo de nada”.

Muchas veces he pensado en lo genial que sería tener incrustado en alguna parte de mi cuerpo 3 botones.

1) Botón de apagado: Serviría para “apagar” mi vida, no para suicidarme, no para dejar de vivir, sino de existir, solamente dejar de ser, dejar de pensar, de querer, de amar, de ociar. De desear. Me serviría de mucho para dejar de preocuparme, una escapatoria sin resentimiento, escapar incluso a la muerte.
2) Botón de reseteo: Serviría para empezar mi vida de nuevo, desde cero, desde mi nacimiento, desde que lancé mi primer quejido de repulsión al mundo que nadie logró entender. Me gustaría olvidar algunas cosas, así como cuando uno está trabajando en Word y de pronto se corta la luz, y al encender de nuevo el computador, nos damos cuenta de que se ha perdido algún párrafo, o algo por el estilo. Empezar mi vida sabiendo algunas cosas y otras no, como por ejemplo, saber que estoy enamorado de la Sofía y que tengo que buscarla, a la edad de 6 años, para no sé, jugar con ella, jugar a la pinta, la escondida, al pillarse…lo que sea. O tal vez para pelear como pelean todos los niños pequeños, para al final convertirnos en personas inseparables. Repararía tantos errores…
3) Botón de formateo: El botón ideal para perder la memoria y no recordarlo todo, no recordar nada, para amanecer una mañana del año 2015 en un hospital X luego de haber pasado 13 años en coma. Los olvidaría a todos, y vería como todos lloran frente a mi camilla, sería desesperante, pero no sé qué sería peor, si seguir con este amor que no me deja pensar en nadie más o olvidarla por completo y alcanzar un poquito de libertad propia.

Las tres opciones son cobardes, pero geniales y tentadoras a la vez. En este instante apretaría el botón 2, solamente para ver a la Sofía con una sonrisa de niña, con una mirada de niña, de pureza, de perfección. Para apreciar su mirada en tiempos en que no significaba nada para mí.


Las vueltas de la vida, es increíble como mi vida ha cambiado tanto desde que entre en octavo al Alba. Ahora estoy terminando tercero medio y me pregunto dónde habrá quedado mi vida… Es que todo es tan raro, tan largo…he llorado tantas veces que es increíble que haya sobrevivido a tal Odisea de emociones. Daniela, Camila, Andrea, Paula, Débora, Cynthia, Rebeca, Natalia, Claudia, Sofía…tantas mujeres han pasado por mi corazón, y es como si cada una de ellas se hubiera apoderado de algo mío, lo hubiera deformado y lo hubiera vuelto a poner en su lugar.

En todo caso, mi vida amorosa la he dividido en 2 etapas en el Alba…Antes y después de la Rebeca. Creo que ella fue mi verdadero primer amor, la primera persona de la que me he enamorado. Fue la única vez, creo, que he sentido verdadero amor puro y limpio por alguien, sin rencores. Claro que la primera vez, no la segunda, pues ahí si que le agarré rencor.

La primera vez que me enamoré de la Rebeca, fue algo simplemente infantil, era un niño enamorado y de eso me siento muy orgulloso. Al decir infantil no quiero decir de “cabro chico”, sino de niño, de infante. Era algo de lo cual me tiraba en mi cama de ese entonces, miraba el techo y simplemente daba por hecho de que algún día la abrazaría, es más, creo que nunca me deprimí, nunca sentí algo oscuro en mi corazón, es más, si decidí que ella supiera (a través de la Sofía), fue porque llegó un momento en que sentí cosas que nunca antes había sentido, que me hacían estremecerme, pues eran como escalofríos que tenía cuando la miraba. Ella estaba pololeando con el Fabián, y de hecho, tomé la decisión de dejar de quererla debido a que ella estaba con él, y nunca fue porque la odié. Como que acepté la relación.

Luego vino la Natalia, y ahí creo que ocurrió algo que quizás me ayude a entender cosas futuras…siempre me pregunto cómo es que me llegué a enamorar de ella, y es por que ahí empecé a relacionar el amor con el sufrimiento, al ser rechazado por segunda vez. Sentí como si ella hubiera pateado mis sentimientos, y ahora que lo recuerdo, fue asqueroso, ella me desgarró los sentidos, me apuñaló el espíritu, la sanidad, si ella no me hubiera rechazado, todo sería tan distinto, yo sería tan diferente y mis amigos serían tan desconocidos…Ella simplemente me rechazó y me mandó a la mierda…Ahí empezó el caos, las depresiones, mis periodos oscuros. Demonios, no me acordaba de nada de esto. Realmente esto explica muchas cosas futuras…quizás descubra más cosas mientras escriba…

Luego vino el primer Silmaril. Luego vino la Claudia, y lo anterior explica el por qué de esta relación y el por qué ella se ganó el título de Silmaril. Para mí un Silmaril es alguien demasiado, pero demasiado especial, es una persona que es capaz de iluminarte en los momentos más oscuros, más negros, son la luz que tienden una mano para salir de los agujeros, de las presiones auto medicadas de sufrimiento.

Un Silmaril es un diamante perfecto, lleno de magia, de esperanza, de perfección, de belleza. Un Silmaril es nuestro dios personal, nuestro guía a través de los túneles de nuestra mente. La Claudia vino a sacarme de ese agujero que me protegía de la Natalia, me sacó y me llevó hacia su luz, hacia su centro, hacia su esencia. Me enamoré, y hasta ahora estoy enamorado de ella, pero me enamoré como de una amiga…ahora me doy cuenta de que estoy enamorado de dos personas, pero son dos amores diferentes, ninguno menor que el otro, pero uno que se aparta de todo lo conocido hasta ahora.

Cuando me di cuenta que la Claudia era la amiga perfecta, me enamoré de nuevo de la Sofía, quizás para tratar de volver asentir lo que alguna vez sentí por ella. Pero el daño de la Natalia hacia mí fue demasiado grande, y me destruí. Lo de la Sofía, fue la relación más oscura que he tenido, y quizás por eso juré no volver a enamorarme de ella.

Y bueno, aquí estoy pues, enamorado otra vez, sintiendo y drenando amor otra vez, esperando y pensando en otra persona otra vez, sufriendo y amando a la vez, sin nadie que me detenga.

He encontrado al segundo Silmaril, a mi segunda luz en la oscuridad, pero es diferente. El primero era grande y gigantesco, cabía dentro de él, pues su interior era muy grande y se encontraba demasiado lejos de mí, aún así logré llegar a dormir en sus habitaciones. Pero este Silmaril no es gigantesco, no está lejos ni tiene habitaciones en donde dormir, es más, es todo lo opuesto al primero. Es infinitamente pequeño, infinitamente frágil, infinitamente hermoso y aterrador. No se encuentra lejos, sino que está dentro de mí, en mi propio espíritu, en mi propio ser. Su luz es infinitamente mayor al primer Silmaril, infinitamente más enceguecedor que el primer Silmaril. Infinitamente más…sublime.

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