martes, noviembre 18, 2003

I'm a worthless liar

¿Qué debo hacer, a quién debo persuadir o convencer de que mis intenciones son benignas, qué medios utilizaré y qué planteamientos existencialistas me haré para acercarme a ti, imponente castillo de hierro?

Me siento como un insensato, como alguien que está sumergido en una realidad extraña, espesa y extraña, falsa y sobretodos las cosas, muy, pero muy densa. Me siento como si yo solamente fuera un actor en un papel secundario que está tratando por todos los medios de asumir algún rol protagónico dentro de la historia de mi vida.

Y te siento a ti como alguien completamente extraño. No sé lo que te pasa, y no trataré de divagar ideas, prefiero que tú me lo digas, para intentar la conexión.

Carta a Nadie:

No sé quién eres, ni sé cómo llamarte. “Princesa heredera”, “Soberana de todas las tierras”, “grande de favores”…sólo sé que te haces llamar La Nada, y que existe algo que me une a ti.

Eres un castillo impenetrable, que abre sus puertas para que yo entre únicamente cuando te da la gana. Quiero y necesito a veces al menos escuchar las trompetas reales, pero muchas veces no responden a mi saludo de cortesía. Ojalá el tirano que está gobernando tus palacios salga luego de allí, que con mi espada lo expulsaré y no te molestará jamás.

No hay comentarios.: