viernes, noviembre 12, 2010

"no veo a ningún dios aquí arriba"


Quiero plata... quiero gastármela en drogas, alcohol y mujeres. Quiero armar una guerrilla urbana con mi plata y servir de financista del caos. Pero no dispongo de ella así que debo idear un plan de acción.

Voy a inventar un dios. Será el mejor dios existente para que pueda competir con los que actualmente existen. Tendré que hacer un estudio de mercado para saber en qué espacio mi dios inventado podría encontrar su nicho, aunque igual tengo ciertas nociones de lo que podría interesarle al público en general... al público que está dispuesto a creer en un dios, claro.

Lo principal es que mi dios tiene que ser uno violento. Más violento que los que existen actualmente en el mercado, claro. Debo partir con el miedo en mi búsqueda por atraer gente, así que éste dios es uno de aquellos que si tú no crees en él, tú, al morir, serás condenado a un lugar en donde por toda la eternidad sufrirás un castigo tal que el dolor resultante será algo inconmensurable. Nada nuevo, ¿cierto?, en realidad hasta aquí mi dios se parece a todos los dioses. Deberé agregarle un elemento extra a todo esto, algo así como un plus. Ese plus será que si tú no crees en mi dios, aparte de ser condenado por la eternidad a éste lugar, se condenará a todos tus ascendientes, descendientes y consanguíneos hasta el segundo grado en la línea colateral. Maldecirá tu casta completa y en éste lugar post muerte tú deberás observar cómo los seres degenerados más grandes que hayan existido se los violan día y noche frente a tus ojos.

Lindo.

Con el elemento miedo instalado podré ya comenzar a lucrar. Instalaré un pequeño recinto a modo de iglesia donde puedan ir los incautos a dejarme dinero... digo, a orarle a éste dios tan violento y misericordioso a la vez (suena a cliché, pero todos los dioses tienen que ser misericordiosos para justificar su violencia (?)). Así que ahí me pararé yo con el gran Libro Sagrado de mi religión inventada a escupir ideas que sacaré de mis más rancias voladas mentales durante una hora un día a la semana. Hablaré principalmente sobre la sumisión a los superiores, en éste caso a mí, que estaré parado en el púlpito. Ésta será la parte más tediosa de mi nueva forma de ganar dinero, pero tengo tanta fé en mi imaginación y en la ignorancia de los que acudirán a mi iglesia que no será tan complicado. Luego de un tiempo seleccionaré a ciertos seguidores para que ellos tengan que hacer el trabajo por mí y listo.

Lo más importante, en todo caso, es definir desde ya la voluntad divina de mi nueva deidad. Lo más importante es establecer desde un principio que cuestionar lo que dice mi gran libro sagrado es la herejía más grande que puede haber, peor aún que no pertenecer a mi iglesia, pues aquellos gozan del beneficio de la ignorancia y éstos otros, conociendo el mensaje, se están oponiendo claramente a él. Así que aquellos que desobedecen lo que yo, el gran maestro, dictamine mediante la interpretación del gran libro, se condenan irremediablemente al sector VIP de mi nuevo infierno.

Segundo... yo, como líder y profeta, tendré siempre la razón y la última palabra de todos los asuntos habidos y por haber y en virtud de ésto nunca podré estar equivocado, ya que soy el enviado celestial, punto.

Tercero... todos los creyentes como obligación deberán pensar y reflexionar sobre lo que el gran libro sagrado dice, pero si se apartan de la interpretación que el gran lider dé de él estarán nuevamente condenados, salvo que paguen por aquél pecado el precio de un millón de pesos a mi iglesia reajustables en UF a partir del día de hoy con el objeto de ayudar a difundir la palabra.

Ésos son los pilares centrales de mi nueva creencia. Ahora, ¿qué entrega mi dios que no entregan los otros?, absolutamente nada a cambio y eso es lo que lo hace tan atractivo para la gran masa de weones ignorantes que habitan en éste puto planeta. Mi dios será el dios más concha de su madre existente en el mundo y todo estará prohibido y sólo quienes sigan estas prohibiciones al pié de la letra se ganarán la salvación.

Disfrazaré mejor que nadie el odio como amor, tergiversaré los conceptos básicos de dignidad humana a través de la gran técnica Orwelliana del DoblePensar, promoveré como nunca se ha hecho la discriminación, el clasismo y el arte de prejuzgar entre todos mis súbditos para que éstos lleguen al convencimiento de que únicamente perteneciendo a ésta magnífica agrupación podrán ser felices.

A los primeros que mandaré a quemar vivos es a los ateos, pues a la gran mayoría de los creyentes fundamentalistas del mundo les gustaría ver con toda su alma, aunque no lo quieran admitir, a los infieles en llamas, si no es en ésta vida, en la otra....

Aunque ahora, leyendo y releyendo lo que he escrito, mi nueva religión fracasaría, pues por más que haya intentado hacer una versión extrema de cualquier religión, mi nuevo dios y mi nueva iglesia no es más que una copia barata de algo ya existente... la Iglesia Evangélica.

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