sábado, mayo 28, 2005

El principio de todas las cosas



Nunca negaré mis raices pues no me avergüenzo de ellas (así como muchos otros lo hacen), es por eso que hoy recordaré el primer álbum de todos los que tengo. Este disco, quizás el más famoso acá en Chile de Korn, fué el que me introdujo al mundo del rock. Muchas veces he intentado "por la fuerza" creer que nunca me gustó esta banda pero, ¿para qué vamos a andar con cosas raras si todavía me producen un fanatismo fuerte?.

Es verdad que el "Nu metal" no tiene técnica. Que casi todas las canciones son iguales pero no importan lo que digan. Es música y esta afectó considerablemente mi forma de pensar. Los gritos guturales de Jonathan Davis eran la mejor catarsis de aquellos años. En aquel entonces tenía 13 años y para mí era la mejor banda que existía en el mundo. Mucha agua ha pasado por el río y creo que con nostalgia me enfoco en esa época para traer de vuelta esos lindos sentimientos pre-púberes. La época en que todos empezamos realmente a descubrir el mundo.

De la primera banda que fui fanático fué de Korn. Me sé todas las letras y todas las canciones y todas las historias y todas las anécdotas de sus primeros cuatro discos. Pues cuatro eran los discos que tenían cuando yo tenía 13 años. Y me sumergí completamente. Valía la pena hacerlo porque el hecho de sentirse identificado y de adquirir una identidad diciendo "este soy yo, esta música me gusta" es quizás una de las más importantes cosas en la vida de un niño que está entrando a la adolescencia. Y de un adolescente también.

Grande Korn!. Lo mejor de todo es que los he visto en vivo y en directo acá en Santiago y para un fan, ver a su grupo favorito tocando en vivo es...simplemente, orgásmico.

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