domingo, diciembre 21, 2003

Ideología Mítica

Hoy partiré hablando de mis ídolos, quienes son y por qué, en cierto sentido, yo tengo algo de todos ellos.

1) Maynard James Keenan: Vocalista de Tool. Sus letras y su manera de cantar, de plasmar sus sentimientos realizando un equilibrio incomparable entre lo que dice la canción y lo que él está sintiendo, no lo he podido encontrar en nadie más, y lo que éstas dicen me han calado tan profundo como para dejar una huella imborrable en mí.

2) Adam Jones: Guitarrista de Tool. Sus melodías y sus videos, simplemente son INCREÍBLES.

3) Roger Waters: Bajista y Vocalista de Pink Floyd hasta 1982. Más que nada, su álbum “The Wall”, incluida la película, me identificaron demasiado, tanto, que a veces trato de usar la misma teoría, claro que modificada, y más oscura cuando me refiero a mi agujero.

4) Tyler Durden: Protagonista de “El Club de la Pelea”. Simplemente, sus ideas revolucionarias, apocalípticas y críticas a la sociedad de consuma me han volado la cabeza en más de una ocasión, aunque se trata de un tipo loco, que ama la violencia, ha influido mucho en mí, al punto de a veces llegar a convertirme en él.

5) J.R.R. Tolkien: Autor y creador de la trilogía del señor de los anillos y de la mitología de Arda. Su imaginación, su pasión y su involucración en su obra, es algo digno de admirar.

6) Peter Jackson: Materializó mis sueños, hizo realidad mis fantasías en las películas del señor de los anillos. Sobretodo en el Retorno del Rey. Siempre lo admiraré por eso.

7) Neal Pearl: Baterista de Rush, simplemente excepcional, sobretodo en el tema YYZ.


Ayer por fin fui a ver El Retorno del Rey. Fue un día que estuve esperando desde que me terminé el libro, allá por el 7 de Enero del año pasado. Siempre me decía que yo saldría del cine de dos maneras distintas, o muy decepcionado, o muy deslumbrado, al punto de enloquecer, y fue así.

Hubo escenas que me hicieron pararme, ir al baño a mojarme la cara, pegarme una cachetada y decir “me encantó”. Todo, todo fue maravilloso, estuvieron todas las cosas que debían estar, no faltó nada y no sobró nada, y el guión estaba lo inteligentemente modificado como para mantener siempre la tensión, incluso para los que se habían leído el libro. Hubo escenas en que casi me saltan las lágrimas, sobretodo cuando Gollum va cayendo con el anillo en la mano en el monte del destino.

Cuando terminaron los créditos, no sabía que decir, no sabía qué hacer, ¿pararme?, la espera, la angustia terminó, y ahora sólo me queda ir a verla de nuevo.

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