jueves, octubre 16, 2003

Depredadores en la Oscuridad

Aquí estoy. Escribiendo, escribiendo, escribiendo, escribiendo sin motivos. ¿Por qué estoy escribiendo? ¿Qué quiero demostrar?, ¿Cuál es el objetivo de estas líneas, a quién están dirigidas? ¿Están dirigidas a alguien, o simplemente las hago para conectarme con mi inconsciente?

Me gustaría conocer las respuestas de todo esto. Te extraño tanto, agujero infernal…

“¿Por qué huyes de mí? Ven, acércate, que quiero ver como juegas, un poquito más cerca de mi boca. Tan dulce y oscura como nada y nadie más. Tan bella y horrenda como nadie más. La respuesta de por qué me atraes no tiene pregunta.
Algún día, algún día, algún día, algún día, algún día, algún día, algún día, algún día.

Algún día te invitaré a mi interior, a que heches una mirada. Podrás asomarte un poco, aunque te faltará luz, pero te acostumbraras a la oscuridad, pues no te dejaré salir y te tendrás que quedar conmigo.

Has huido de mí, has corrido, pero no tendrás donde esconderte, no te dejaré esconderte. Te atraeré hacia mí, y nadie te brindará una mano para salir. Tu única compañera será la soledad. Tu mejor amigo será el silencio. La oscuridad te nublará la mente, pero te protegeré de las demás voces, de lo que los otros demonios del mundo exterior dicen. Ven, ven a mí y maravíllate. ¿Al fin y al cabo, para qué cavar un agujero que no sea nuestra propia tumba?

Tienes el trabajo terminado, lo terminaste y huiste. Pero no huirás lejos, no tienes adonde huir ni con quien huir. Esos oasis son simplemente oasis, y nada más. Cuando te acerques desaparecerán, como cualquier otro.

De lejos se ven maravillosos, como un charco de agua en medio de un desierto. Simplemente maravillosos. De lejos, son la perfección, el balance perfecto. La recompensa perfecta no existe, ¿o me vas a decir que tú te mereces un oasis? ¿O me vas a decir que el silencio tiene suficiente valor como para beber de ellos?

¿Quieres un consejo? Cierra las puertas. Mata las luces. Nadie vendrá a casa esta noche. Nadie, sólo la brisa marina que te ha embriagado haciéndote creer que eres lo suficientemente apto y maduro como para nadar en el mar.

¿Por qué huyes de mí? Tú sabes perfectamente que siempre te brindé calidez, y por piedad oculte las noticias que auguraban sueños para ti y para ella. No mereces piedad.

Ven, acércate a mi boca. Quiero verte jugar. Cierra las puertas, cierra las puertas, cierra las puertas, cierra las puertas. Mata tus luces y la de ella.

Bienvenido a la Oscuridad de mi mundo, de tu mundo, del que has creado…gracias a ella…gracias, y a nadie más, que a ti. No tengas miedo, date vuelta, salta dentro y…si te rompes el cuello, yo te lo sanaré, colocando una mente más insana que la tuya sobre tu cuerpo, colocando un cerebro más repulsivo que el tuyo, dentro de tu cuerpo. Drenando tu corazón como si fuera de un alcantarillado, y secándolo con tu propio egoísmo. ¿No te das cuenta que ella necesita libertad? ¿No te das cuenta que ella te pide libertad a gritos y tu no se la das?”

No hay comentarios.: