sábado, febrero 14, 2004

Relaciones diplomáticas

Realmente es Increíble, mejor dicho, mágico. Es Increíble el hecho de que los problemas se solucionen hablando solamente unas pocas horas, pero es mágico que el contenido de las palabras, los sentimientos de dos personas, hayan sido los similares en el mismo lapso de tiempo sin que estas se hayan comunicado entre sí. Anoche, cuando hablé contigo por teléfono, estaba muy asombrado, pues muchas de las cosas que tú me decías que sentías, las sentí yo igual.

Me da lata que este verano no haya podido escribir muchas cosas en este Examen de Vida, pues he pasado por varios estados anímicos, y siento que me he paseado por los Infiernos de mi mente y por los Paraísos de mi Imaginación. El tren partió en un territorio completamente colapsado de cenizas y de humo, y anoche se detuvo por fin en el lugar en el que siempre he deseado estar, al lado tuyo.

Creo que hemos dado un paso importante tú y yo, tu franqueza me alegró mucho, espero que yo también haya sido franco, pues a estas alturas realmente pienso que no hay nada que yo sienta y que tú no sepas. Te agradezco mucho tus alabanzas, pues es verdad, muchas veces he pensado que este documento, que estas líneas, páginas, se han ido convirtiendo con el tiempo el algo gigante, en algo que, bien organizado, puede llegar a convertirse realmente en algo muy importante, no sólo para mí, sino que también para todo aquel con el cual yo desee compartirlo.

Debo admitir que lo único que quiero es que tu leas lo que he escrito después del 16 de Noviembre, fecha en que te lo mandé por última vez, pero me da miedo que te asustes por todo lo que aquí digo, por todo lo que he sentido dentro de mí. Espero que me comprendas, que todo esto es necesario, que todo proceso por el que pasamos, nos permitió llegar a anoche, momento en el cual prácticamente, quedó en claro que ambos somos indispensables el uno para el otro. Espero que tú sientas lo mismo, estoy seguro de que así es.

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