martes, junio 28, 2005

Policía del Karma (Segunda Parte)


¿Por qué generalmente perdemos el camino tratando de vengarnos de alguien?, quizás porque los sentimientos son impredecibles y de un segundo a otro nuestro ánimo puede cambiar sustancialmente. Y no hablo de bipolaridad. Entonces, ¿dónde encontrar la satisfacción necesaria que nos permita seguir adelante perdonando, de alguna manera, todo el daño que se nos ha hecho?.

Creo que el problema radica en este énfasis individualista que la cultura occidental nos impone dia a dia. Subliminalmente, cuando vemos publicidad en televisión, se nos transmite el mensaje, "Compra esto y serás feliz, compra esto otro y serás más feliz aún". Al final del día terminamos con un deseo a veces incontrolable de poseer "algo". Todos queremos tener "algo". Lo que sea. Es el llamado materialismo. Entonces nace en nosotros una especie de celo por aquella persona que tiene ese "algo" que nosotros tanto deseamos. Y nace la envidia, la cual puede ser mayor o menor dependiendo de qué tan materialista seamos. Y al decir "materialista" no me refiero únicamente a poseer objetos físicos y palpables.

Sigamos con el ejemplo del amor. Pongamos el caso de las teleseries. Toda teleserie DEBE girar en torno al amor. ¿Por qué?, pues sencillamente porque el amor, ese sentimiento tan bello y a la vez tan deformado por una sociedad ávida de consumismo, se ha terminado por convertir en un gran gancho comercial. El amor vende. Y mucho. Y puede venir en los más diversos formatos como películas de cine, música reciclada en español, libros manoseados de poemas, osos de peluche estratosféricamente caros e incluso últimamente viene hasta en forma comestible.

¿Por qué ocurre esto?, pues porque como dije en un principio, el objetivo de toda persona es el de alcanzar la felicidad. Y la mayoría de la gente, que vive en un estado espiritual adormecido por el hecho de que generalmente no se da el tiempo de explorar sus propios sentimientos, intenta copiar inconscientemente un modelo de felicidad predeterminadamente empacado en un molde que puede adquirir todas las formas anteriormente descritas. ¿Qué ocurre entonces?, creemos que teniendo un gran auto, en una hermosa casa en los suburbios, junto a una bella esposa que nos prepare la cena todos los días luego de ir a buscar a los niños al colegio, los cuales jugarán toda la tarde en el césped de nuestro patio cercado por una preciosa cerca blanca nos hará feliz. Damas y caballeros, les presento el llamado "sueño americano".

Es este afán materialista e individualista el que produce todo el caos en nuestro interior. Tendemos a creer que nuestro amor es verdadero porque se asemeja al que vimos en televisión. Y creemos que la otra persona siente lo mismo que nosotros ya que asimilamos que también está copiando nuestro mismo modelo. Es en este punto, lectores míos, en que todo tiene sentido y volvemos una vez mas al principio. Tendemos a creer que el daño que se nos hace a nosotros tendría que provocar el mismo dolor en la otra persona. Y castigamos a nuestro "victimario" infringiéndole un daño que si fuera infringido contra nosotros, probablemente nos destruiría. Aquí mismo, en este preciso instante, se produce el intercambio de roles.

Entonces...repito la pregunta. ¿Dónde encontrar la satisfacción necesaria que nos permita seguir adelante perdonando, de alguna manera, todo el daño que se nos ha hecho?. Creo que la respuesta es demasiado simple, pero paradójicamente, dolorosamente complicada.

En vez de intentar reducir el ego de la otra persona, deberíamos aprovechar la oportunidad de elevar nuestro espíritu y equilibrar nuestro karma. Es el momento en que debemos tomar la sencilla, pero difícil decisión, de aprender a perdonar.

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