martes, marzo 23, 2004

Cambios en mi sombra

Además del ciego que siempre se cruza conmigo alrededor de las 18:15 horas cuando me vengo a mi casa por el mismo camino de siempre, estos últimos días me he cruzado con una abuelita en silla de ruedas y con su enfermera, que todos los días pareciera que la saca a pasear por los mismos lugares.

La señora, que ya no camina, deberá tener alrededor de unos 77 años, y sus ojos, esa mirada de niña, siempre me produce una sonrisa, es algo inevitable. Me mira a los ojos con los suyos, que parecieran ser dos pelotitas de ping pong siendo succionadas por su piel, lo cual se ve gracioso, y no puedo evitar, no sé, sentir una especie de regocijo. Son los personajes inherentes de mi vida, pero a la vez, vitales.

Con respecto a lo que puse ayer, eso de las taximetrosofías, debo decir que sí creo que sea una historia real, ayer le mandé un email a Matías Cornejo felicitándolo por lo que había escrito, y qué mejor que definirlo con sus propias palabras.

Email original mío:
Cornejo, da lo mismo mi nombre, sólo te quiero felicitar, leí recién tu artículo "taximetrosofías", grande maestro, parece un micro cuento, en serio, te lo digo, vas a llegar lejos, tú y todos los del equipo sobras, saludos.





Email de Matías Cornejo:

Vale Felipe.
Qué bueno que notes que es un cuento para recrear la mirada y cachar que la vida tiene unas historias negrísimas. Lo divertido es que nadie me cree que fue cierto.
Salu2

Realmente tiene razón, a veces, existen historias tan asombrosas, mágicas, o en este caso, bizarras en la vida real, que es imposible creerlas, quizás porque la gente que se niega a aceptar que historias como ésta pueden ocurrir, no tienen la suficiente fuerza como para seguir adelante con sus rutinas, y una pequeña alteración les provocaría un derrumbe emocional.

Como dijo alguien, los ojos sólo ven lo que el corazón quiere.

Cambiando radicalmente de tema, me quiero referir a ciertos personajes que no son de mi agrado, particularmente.

Me refiero a la mayoría de los nuevos fans del señor de los Anillos. (Nótese que digo “la mayoría”, no todos, y que me refiero a “el señor de los anillos”, no a Tolkien, pues existe una gran diferencia entre esos dos tipos de fanáticos)

Las películas del señor de los Anillos llevan, las tres en total, aproximadamente 2500 millones de dólares recaudados en taquilla alrededor del mundo, un gran negocio considerando que las tres costaron en su totalidad de realización aproximadamente 350 millones,

¿Qué significa esto?, pues que la película gustó a muchos, a millones de personas alrededor del mundo, por lo tanto, con las películas, se puede decir que ahora en el mundo hay cientos de millones de fanáticos nuevos (vaya, ahora que lo pienso, es demasiado) del señor de los anillos, cosa que, desde mi punto de vista, es algo positivo y a la vez negativo.

Existe una pequeña diferencia entre los “fanáticos” y los “alucinados”.

Los primeros, a los cuales pertenezco, son aquellas personas que son devotas de los libros más que de las películas, que se han leído como mínimo las tres principales obras de Tolkien (El Hobbit, El señor de los anillos, El Silmarillion), y que han encontrado a través de todas las páginas de la trilogía (nótese que con trilogía no me refiero a el señor de los anillos, sino que a estos tres libros que mencioné recientemente) respuestas a su existencia, a las dudas del mundo que los rodea, a problemas personales, inseguridades, entre otras cosas, y que a la vez se han maravillado con la imaginación de este autor sudafricano. Pero más que la definición de fanático, uno verdadero es aquel que siente cariño, que siente que es fanático, y esa es la principal de diferencia, pues un alucinado no siente, solamente se asombra.

Cuando supe que iba a salir la película por allá por mediados del 2001, traté de conseguirme inmediatamente las obras, pues sabía que si no me leía los libros antes de las películas, me arrepentiría por el resto de mi vida. Yo no le pedí a Peter Jackson que hiciera las películas ahora, así que no me quedó otra opción que empezar a leer, y con el tiempo, devorarme los libros.

La magia de las películas es que uno puede ver la visión de una persona específica sobre el libro, la cual, en este caso, fue digna. La magia de los libros, es que uno puede armar una película completamente nueva, probablemente mucho mas grandiosa que la del cine, con cero presupuesto.

Los fanáticos tienen imaginación.

Ocurre que me desagrada, me molesta, que llegue al curso y aparezca un grupito de la nada y empiece a hablar de las películas, de Orlando Bloom, a quien considero que el papel de legotas no le salió perfecto, pues el legotas del libro es un mundo aparte a la historia así como lo son todos los personajes. Empiezan a hablar de que los efectos eran geniales, que la fotografía aquí, que la música acá. Yo me imaginé pasajes del libro con música Death Metal, creando momentos más épicos que los de las películas, hablan de que sam es genial por su lealtad, pero ni siquiera sabes cuán leal es Sam si ni siquiera conocen al verdadero, al que existe en las palabras, en la mente de cada uno. Cuando me estaba leyendo el libro yo me imaginaba, me sentía identificado con sam, y no precisamente por la lealtad, sino que por muchos otros valores que se destacan en el libro.

¿Cómo me pueden hablar de épica, de misterio, de magia, de aventuras, de epopeyas, si no conocen al personaje de Tom Bombadil, si a Lengua de Serpiente (que de seguro un “fanático” de las películas ni siquiera se acuerda quién es), sólo lo conocen por las tres líneas que dijo en el film, lo mismo con Faramir, lo mismo con Eowyn, lo mismo con Boromir.

Por favor, si quieren ganarse mi simpatía, sólo tienen que hacer algo muy simple, léanse los libros, y ahí veremos si son quienes dicen ser.

PD: Feliz Cumpleaños Nicoll

No hay comentarios.: