jueves, noviembre 03, 2005

Arma de destrucción masiva


...y en el momento indicado, en que todo colapsa, en que ya es imposible seguir resistiendo humillaciones y es un martirio luchar con los demonios internos, Bruce Banner se desata, se libera, lo suelta todo y con un grito agónico y horrorífico se transforma en Hulk y comienza una loca carrera de destrucción y caos por donde sea que éste pase...


Muchas veces me he sentido como Bruce Banner, en el límite, al borde de un precipicio de destrucción. Muchas veces me ha bajado lo violento. Me desato, me libero y... comienzo a destruir lo que sea que se encuentre en mi camino. Nunca han sido personas cercanas, pero la violencia me consume y cuando me convierto en Hulk nadie está completamente a salvo de ser afectado por mis acciones.

Muchas veces el alcohol desata esto, pero sé que no tiene la culpa. No puedo culpar al alcohol por los traumas de mi vida, ya que practicamente nada malo de lo que me ha ocurrido ha tenido que ver con el etílico elemento. Pero me desata. Me colapsa y es por eso que ahora tengo más cuidado con él.

Y es que a veces, la tentación es demasiada y no la puedo controlar. Agacho la mirada durante unos breves segundos, sólo para levantarla con una sonrisa endemoniada en mi cara y una carcajada maldita surcando el aire... entonces, ocurre. Los deseos de destrucción se pelean por ser prioridad en mi cerebro. Las ganas por destruir a la humanidad y al planeta entero me invaden. Mis venas se convierten en odio líquido. Mis puños en bombas atómicas listas a ser lanzadas. Mi torso se transforma en un escudo con el cual siento que puedo arrasar todo a mi paso. Tenso mis músculos, me vuelvo fuerte, escupo en la cara de cada ser vivo que inocentemente intenta recordarme que no todo está perdido... y comienza. Sólo hay una palabra enfrente de mis ojos. Genocidio.

Si no fuera por mis amigos probablemente no me calmaría, probablemente la destrucción de mi entorno sería total, probablemente nada quedaría en pie y las consecuencias de mis actos serían catastróficas... probablemente.

Y es que cada uno de nosotros tiene algo de Bruce Banner adentro. Cada uno de nosotros, querámoslo o no, es un asesino en potencia. Cada uno de nosotros puede ser un Genocida. Sólo es cuestión de estar en el lugar y en el tiempo justo, en el lugar y tiempo equivocado para que nuestras acciones escapen de nuestras manos.

Autodestrucción, Desesperación y Libertad...

No hay comentarios.: