sábado, abril 03, 2004

Mitigando el dolor con ácido

¿Vales el peso en lágrimas niña mía?, cómo me gustaría que sí. Cómo me gustaría no sentir nada especial por ti. Llegar un día a clases simplemente, y sentarme en mi puesto. Sin pensar en ti. Sin preocuparme por ti. Vivir, tranquilamente, sin preocupaciones, sin tu existencia. Creo que es imposible, creo que simplemente me queda una salida, no verte más, no tomarte más en cuenta, hacer como que no existas, y no para bien tuyo, sino que para bien mío. Tengo miedo, mucho miedo de que no pueda lograr mis objetivos en la vida por tu respirar diario.

Yo no te quiero hacer daño, lo sabes, yo no quiero producirte ningún dolor, pero no puedo seguir permitiendo producirme dolor a mi mismo simplemente porque no puedo dejar de pensar en ti. “ojalá pase algo que te borre de pronto, una luz cegadora…para no verte tanto, para no verte siempre…”.

¿Cómo te hago notar que no te quiero más en mi vida?, ¿cómo te digo que te vayas de mí, que quiero tener una vida propia?, no es tu intención el producirme esto, pero, ¿quién es el culpable realmente, quién me ha puesto esta carga?

No sabes lo que significa para mí llegar todos los días al mismo lugar, haciendo las mismas cosas, y simplemente evitarte. No sabes cómo esto me hace daño. No sabes nada. Nada.

Hoy me acordé de una frase que dijo mi profesora de Castellano un tiempo atrás…Un celoso es capaz de convencer a alguien contándole su historia, y me acordé cuando creía que al fode le gustaba la Nicoll, y que a ésta le gustaba el Fode.
Yo estaba cien por ciento convencido de eso, y nadie me lo podía negar…hasta que me enteré de la verdadera realidad.

Nicoll, ¿por qué simplemente no te buscas a alguien que te ame y que tu lo ames?, si empezaras una relación con alguien, estaría feliz, ya no soporto la incertidumbre.

No hay comentarios.: