domingo, enero 04, 2004

My Gift to You

Muchas veces la gente deja para después lo que se debe hacer YA. Muchas veces la gente, encerrada en sus palacios de egoísmo, no es capaz de ver las estrellas producto de las lágrimas que produce el hecho de no poder ver el sol...la gente simplemente evita un shock de emociones, ya sea para bien o para mal, simplemente por tratar de mantener un tedioso equilibrio en sus vida.

Es cierto, es mejor tarde que nunca, pero en ciertas ocasiones, es mejor nunca, que tarde. Pero esta no es una de esas. Ha pasado tiempo, mucho tiempo, es verdad, aunque en realidad, este es sólo algo relativo, como dijo un famoso personaje tiempo atrás. Es por eso que hoy, domingo 4 de Enero, a las 02:33 AM, te escribo estas palabras, niña mía, tal como lo hacía hace dos años, en un tiempo en que todo nos parecía más mágico a los dos, en un tiempo en que nuestra amistad estaba cubierta por un leve rocío de frescura y palabras de cariño. Que lejanos esos tiempos le parecen a mi mente, pero en mi corazón, la llama de esas palabras, ahora casi olvidadas por completo, sigue ardiendo fuerte, alimentando mi interior.

Muchas cosas deben ser dichas a los ojos, pero no puedo seguir esperando, quizás me sienta un poco mas libre, un poco más pacífico, cosas que debo decir y que han estado escondidas siempre en mí, por miedo a algo tan tonto como el de evitar mostrar un poquito de afecto para no parecer débil frente a los demás, que en realidad, aunque son muchos, no significan nada.

Claudia, que bello nombre para alguien que carga en sus ojos las cicatrices de tantos llantos. ¿En dónde me encontraba yo, en el momento en que debía acariciar tu bello rostro, brindarte unas palabras suaves al oído, y besarte dulcemente en tu mejilla, una de las tantas trágicas noches que han pasado, para poder ahuyentar a tus demonios que no te dejaban ser ese ser tan alegre que no puede evitar esconderse por mucho tiempo?

Claudia, ¿En donde me encontraba yo?, pues, encerrado en mi cabeza, incrédulo frente a la noticia de que mi primer y más grande Silmaril se estaba derrumbando por dentro. ¿De donde sacaría yo entonces, las fuerzas necesarias para seguir adelante? Recuerdo un día, en que estábamos los dos en la biblioteca, recostados sobre el sofá, mientras tus lágrimas purificaban un poco tu ser y caían finalmente en su lecho final, mi cuerpo.

A estas alturas, ya de nada vale lamentarse, siento que estás mejor, pero sé que podrías estarlo mucho más aún, quizás yo soy el indicado para esa tarea, quizás debería de una vez por todas dejar de esquivar esta situación, y acercarme a ti, como el amigo que soy y preguntarte de una vez por todas, para acabar con mi angustia... ¿que fue lo que ocurrió? Pues no lo sé, y a veces siento que no valgo el peso de esas palabras, por todos los momentos en que te hice falta el año pasado. Fueron muchos...y yo no era capaz de ver las estrellas, porque el sol me lo impedía...

Claudia, no sabes cuánto he deseado tus manos estos últimos días, tus abrazos, tu rostro apoyado en mi hombro mientras los dos disfrutamos confortablemente del silencio que pareciera rodearnos con un aura especial, con un aura que nos hace a los dos descansar por un pequeño instante de afecto, de todos los problemas que nos aquejan...

Siento que decir un te quiero simplemente no basta, pues yo te amo, pues hacia ti siempre he sentido un amor especial que hasta el día de hoy no he podido definir, siento que eres la única amiga que realmente me ha buscado, y que me ha hecho salir de mi agujero... ¿lo recuerdas?, ahora parece tan lejano que ya no vale la pena pensar más en esos tiempos en que la timidez corroía mi espíritu. Gracias por sacarme de ese agujero, gracias por haber alegrado mi vida y haberme hecho cambiar para convertirme en algo mejor, que es como me siento ahora, pero a la vez, desde lo más profundo de mi corazón, perdón, por no haber hecho lo mismo que tu hiciste por mí este año que se fue...

Te quiero, tanto que podría llorar solamente por el hecho de que no puedo sentir el calor de tus manos mientras escribo estas palabras...

Felipe...

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