lunes, abril 16, 2007

Una dedicatoria simple


Qué difícil debe ser tomar la desición de tomar un arma un día y comenzar a disparar a diestra y siniestra entre alguna multitud inocente. ¿Cuanta desesperación debe haber en aquella alma atormentada para actuar de esa manera?. Lo que hoy ocurrió en la Universidad Virginia Tech no es un caso aislado. Cada cierto tiempo siempre estamos escuchando de situaciones parecidas pero esta vez los más de 30 muertos realmente hacen que, por lo menos yo, haya quedado impactado.

Es cierto que no influye directamente en mi persona, pero aún así me siento afectado ya que sé lo que es perder a un ser querido. No sé lo que se siente que a uno le arrebaten a un ser querido y tampoco quiero sentirlo, es verdad, pero igualmente comparto el dolor. Siento que vivimos en una época en que estas masacres son pan de cada día y pareciese que ya me he acostumbrado a no prestar atención cuando escucho en las noticias que un suicida se hizo explotar en un mercado iraquí asesinando a más de 50 personas. Los medios de comunicación y la globalización han hecho que nos enteremos al instante de estos atentados y de alguna manera me siento un poco culpable por referirme al tema sólo hoy en que la situación ha sido capaz de identificarme con ella.

Hasta el momento hay 33 muertos pero es obvio que esta cifra aumentará debido a los heridos en los hospitales. Son 33 familias y círculos de amigos afectados directamente. Son sueños e ilusiones pisoteadas con la pulsación de un gatillo.

Me siento identificado porque ocurrió en una Universidad, es cierto, pero no porque haya sido especialmente en Estados Unidos, sino porque pudo haber sido en cualquier parte, incluso en mi U. No conozco los verdaderos motivos del atacante pero la analogía con la Masacre de Columbine es evidente. Creo que todos conocemos al menos de pasada a personas tímidas, calladas, ultra sensibles y propensos a ser antisociales. Todos los días nos topamos con ellos en la calle, en nuestros trabajos y en los patios y salas de clase de nuestros colegios y universidades. A veces sin darnos cuenta un simple saludo cordial o un leve apretón de manos pueden influir demasiado en los comportamientos de estas personas... para bien.

No los quiero instar a que mañana salgan a la calle y saluden y se hagan amigos de todos aquellos que conocen y están en esta situación. Sólo quiero que no se genere el prejuicio inmediato y el decir involuntariamente "típico weón cagado de la cabeza" o "hijo de puta" cuando escuchen de noticias como ésta. Es difícil decirlo, pero el odio y la incomprensión de aquellas frases son las mismas cualidades que habían en el accionar de sujetos como el que destruyó a tantas personas hoy.

Por último me siento identificado porque en una época tenía ideas parecidas dando vueltas por mi cabeza y si no hubiera pedido ayuda probablemente no estaría aquí. Pero esa etapa me enseñó que no todo es tan grave como a veces lo miramos. Que la vida no tiene por qué ser tan complicada y que es cosa de uno ponerse los lentes que más queramos para ver el mundo de la manera que queramos.

Paz hermanos, paz para todos. Al menos hasta que vayan a navegar por otra página de Internet.

1 comentario:

Carol dijo...

Concuerdo plenamente contigo... mis sentimientos han rondado esos abismos... y siii es muy cierto lo primero que cualquiera atina a decir es "típico weón cagado de la cabeza" todos se atreven a prejuzgar sin saber... sin pensar...