martes, enero 15, 2008

Recuerdos Súbitos


Recuerdo cuando era más chico que yo era un niño retraído, tímido. Recuerdo que siempre que mis papás me preguntaban mi opinión sobre algo importante o cuando me estaban retando por algo yo me quedaba callado, no decía ni una sola palabra. No lo entendía en ese momento ni entiendo ahora el por qué hacía eso, pero era algo que molestaba tanto a mis padres como a mí. Solamente me quedaba sentado, mirando el suelo, gritando por dentro lo que quería decir pero no pudiendo hacerlo.

Recuerdo cuando era más chico que yo era un niño sensible. Recuerdo que siempre me quedaba sentado en el patio de mi colegio en los recreos mirando el horizonte en busca de aquella niña que me gustaba imaginándome los momentos mas tiernos y cursis que alguien se pudiera imaginar. Lo hacía a cada momento y no solo con ella, sino que con la existencia misma. Me dedicaba horas y horas a pensar en lo bello que era el mundo, en cómo me gustaba la gente de mi país y todo eso.

Recuerdo cuando era más chico que yo era un niño sumiso. Recuerdo que aceptaba todo lo que me decían y no dudaba de mis superiores pues eran mis superiores. Solía hacer caso en todo y me sentía demasiado culpable cuando me retaban pues me parecía haber defraudado a la gente que lo hacía. Me daba miedo la autoridad y muchas veces mi actitud era demasiado precavida. Intentando no hacer esto y sí hacer esto otro, todo con tal de pasar piola. En el colegio todo con tal de que no me pusieran una anotación negativa, todo con tal de que el matón del curso no me molestara, todo con tal de que aquellos machos alfa no se fijaran en mí y así no se burlaran.

Pues, bueno, esos días se han ido.

Ahora digo lo que pienso y me importa un comino si a alguien no le gusta. Obviamente pienso antes lo que diré, obviamente me responsabilizo por lo que digo y en las contadas ocasiones en que he pecado de necio y he dicho palabras del mismo estilo me he arrepentido y retractado. Sé que puede sonar algo engreído, pero ¿acaso es mejor guardarse los pensamientos y rencores sólo para ir acumulándolos hasta el punto en que únicamente queda explotar?. Me dan lástima aquellas personas que por no quedar mal con nadie siempre dicen lo que es políticamente correcto decir. Personas que viven entre mentiras y que, incapaces de decirle que no a alguien en su cara, se escapan a través de algún subterfugio barato de aquellas situaciones únicamente para después revelar que en realidad nunca tuvieron la intención de hacer lo que dijeron que harían.

Desde que mis días de infancia se fueron he pensado que si alguien me cae mal es mejor decírselo en la cara que andar con cinismos innecesarios. Y no solamente con las personas, sino que también con situaciones que me desagradan. Recuerdo el episodio de mis post sobre las minas y el machismo, sobre cómo esta sociedad favorecía a las minas y sobre cómo estas alegan lo contrario. ¿Me habré hecho mas popular entre mis amigos hombres?, ¿mis oportunidades de tener una relación sentimental con una mujer habrán disminuido?, no me interesa, era lo que pensaba y lo dije, aunque le cayera mal a muchas personas es mi opinión y me sentía atorado por expresarla.

Recuerdo que en el colegio tenía un compañero llamado Victor Gómez. Era mi amigo el weón, compartíamos gustos musicales y cosas por el estilo, pero en realidad nunca supe quien era verdaderamente él. Recuerdo cómo en las clases de "orientación" (adoctrinamiento) nos hablaban de las "máscaras" que usamos para mostrarnos a los demás de una manera que no es verídica. Me da risa, pues aquellas clases tenían como intención que nos deshiciéramos de ellas y me produjeron el efecto contrario, me llené de máscaras intentando mostrarme al mundo como un ser perfecto que no las usaba cuando en realidad mi verdadero yo estaba escondido debajo de un centenar de ellas. Recuerdo cómo el Victor se cambiaba de máscaras cada semana intentando agradarle a algunos quizás mas "populares" que él a costa de desagradarle a sus verdaderos amigos. Pobre tipo ahora que lo pienso.

Ahora la sensibilidad pareciese haberse perdido. No digo que soy un sujeto rudo que toma cerveza, escucha heavy metal y anda pateando perros por las calles, sino que las cosas ya no me afectan tanto. Muchas veces las cago y pienso "filo, da lo mismo" y terminado. Muchas veces gente sufre a mi lado y lo único que me provoca es un bostezo. Es esa sensación de haber perdido alguna vez completamente la esperanza por todo, como el haber despertado de aquel sueño de Walt Disney en que todos son buenos con todos y el bien triunfa sobre el mal. Es como haber visto Inteligencia Artificial de Spielberg y acto seguido Irreversible de Gaspar Noé.

No es que haya perdido completamente la insensibilidad, sino que ahora pienso que en realidad la vida no es color de rosas, sólo que nos gustaría que así fuese. Es más, me dan rabia los que ven todo a través de un caleidoscopio. Aquellos que piensan que en realidad la vida es bella y para seguir creyéndolo evitan ver aquellas situaciones que demuestran lo contrario. Aquellos snobs que predican las palabras de algún loco poeta, que hablan de superación personal en sus nicks de messenger, que por el hecho de que no les falta nada económicamente piensan que todos los que sufren lo hacen por culpa de ellos mismos, que siempre andan con frases de bolsillo (también llamadas frases de shock) jurándose sabios intelectuales cuando únicamente son baratas copias de intentos de sofistas.

No sé a que vienen estos recuerdos en este momento, no sé por qué escribo algo que por todos lados huele a justificación de algo, simplemente me dieron ganas de escribirlo, simplemente se aparecieron de la nada. ¿Cuál es la moraleja de este post?, ni idea, quizás intentar analizar por qué soy como soy, quien soy y todo eso. Ni siquiera tengo una frase matadora para terminar el post, de esas que intento poner siempre al final de cada uno de ellos.

Leer más

domingo, enero 06, 2008

Basura Humana


A veces pienso que soy un concha de su madre. La idea se me viene de repente a la cabeza y se queda un momento torturándome un rato, pero pienso que lo hace de manera merecida.

Esto no lo digo por ningún caso en especial, pues han sido varios. A resumidas cuentas, si hay algo que hago y que por lo mismo me debiesen calificar como una mierda de persona es el desechar gente. Botarlas al tacho de la basura de los recuerdos como si fueran simplemente estorbos que se atraviesan en mi camino.

No me siento culpable pues pecaría de hipócrita debido a que cada vez que lo hago lo hago de manera consciente sin que nadie me ponga una pistola en el pecho o algo por el estilo. Simplemente me siento sucio, un verdadero bastardo, una escoria, sin embargo me siento conforme con eso.

Y es que no tengo ningún problema cuando la gente me provoca algún tipo de crisis nerviosa mandarla a freir monos al Africa. Al dia siguiente si bien me acuerdo, con el paso de los días la persona va cayendo en un rotundo olvido.

¿Es bueno esto?, ¿es positivo?, ¿humanizante?, ¿correcto?, no me interesa, es lo que es y punto. Se acabó. No tiene nada que ver con cuestiones morales. Sé que le provoco un daño sicológico a las demás personas, pero el problema será del otro, no de mí.

De lo que me siento culpable eso sí es de perder a aquella gente que por negligencia mía dejo de ver. Aquella gente que me aprecia pero que yo, dentro de mi estupidez, dejo de comunicarme con ellas.

Creo que me merezco dos escopetazos bien puestos en mi cabeza, pero dicen que existe un 50 % de descuento cuando uno reconoce sus propios errores. En ese caso, péguenme un tiro.

Leer más